miércoles, 23 de octubre de 2013

Otra vez





Intenté empezar de nuevo. Una nueva vida. Otra mirada, despertando en un lugar diferente por las mañanas. Fue aquel hecho que viví el que me hizo metamorfosear en otra identidad. Aunque en el fondo, a pesar de los nuevos propósitos, las diferentes experiencias y vivir en una nueva piel, sigo siendo la misma persona. No recuerdo muy bien cómo sucedió. Quizá fuese la confusión que me corroía, la falta de un punto fijo en mi vida. Pero al entrar en ésa habitación, cambió todo mundo, y yo con él.
Por aquel entonces todo estaba del revés. Me miraba en el espejo al despertar y una ráfaga de imágenes se hospedaba en mi cabeza durante una fracción de segundo, decisiva. No me sentía a gusto. Soñaba demasiado. Y decir demasiado es quedarse corto. Fantaseaba en exceso con una vida que no podía vivir, con cosas que no podía tener- cosas que tomaba por los estándares de la satisfacción, la cumbre de la existencia. Revistas proclamando piscinas de zafiro, vestidos de seda que costaban cómo mínimo el doble de todo el dinero que jamás tendría y unas celebraciones ornamentadas con oro y caras retocadas a gusto de su mente y de la sociedad. Sí, éso quería. Fama. Por culpa de ése capricho, reproché mi mundo rutinario. Sin darme cuenta, les permití establecerse en mi alma. Usaba altos tacones, caminaba con un derroche de teatralidad. Ocultaba mi rostro tras capas de mentira. Porque en éso vivía: en un engaño. Jugaba con mis gafas de sol, quería asemejarme a una diva. Vendí mi realidad a las manos de gente ajena, que un día decidió que la felicidad se trataba de éso. De opulencia y pesadillas.
Entonces, cuando tropecé y caí de bruces al suelo marmóreo, mi "sueño" vio su realización. ¿Por qué me tuve que acercar? La extraña imagen llamó mi atención. No sé que era, pero mi memoria no muestra nada más que una espiral de sombras. Mejor que sea así. Fuera cómo fuere, me acerqué, y la toqué. Y la electricidad sacudió mi cuerpo. Sentí la euforia atravesándome la piel. Entonces caí inconsciente. Cuando desperté, lo hice en otra ciudad. En un oscuro sótano, tumbada en el suelo. La razón de cómo llegué allí es un misterio, pero mi cuerpo era distinto. En mi mano tenía un carné de identidad y una cartera, y ante mis ojos un espejo con la palabra "Vive" escrita en mayúsculas con pintalabios. Hice caso.
Desde entonces, todo ha sucedido muy deprisa, y conseguí lo que antaño me propuse, en nombre de mi antiguo yo. Pero no lo disfruté. ¿Qué será de mi anterior identidad? Lo desconozco. Pero aquel día que toqué la oscuridad, mi vida se partió en dos. 

1 comentario:

  1. No sé porqué, però me recuerda a Lana del Rey... Genial narración! Te felicito Blue! Sigue escribiendo así!

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