Todos los finales también son comienzos. Sólo que nosotros todavía no lo sabemos.
domingo, 22 de septiembre de 2013
Corazón de fuego/ Moira Young
Sinopsis: Todo empieza con una tormenta de arena, la más devastadora que se recuerda en Silverlake. De pronto, cinco jinetes, ataviados con largas túnicas negras y turbantes, emergen de la gran cortina de polvo rojizo y cabalgan en dirección a la pequeña cabaña de la familia de Saba. Allí, con la furia de un trueno, acaban con la vida de su padre y se llevan prisionero a Lugh, su hermano mellizo.
Saba está paralizada, rota de dolor. Pero no vencida: piensa encontrar a su hermano cueste lo que cueste. Y, sin perder un minuto, decide emprender un viaje que le llevará a territorios hostiles y lejanos, donde deberá luchar con uñas y dientes para cumplir la única promesa por la que estaría dispuesta a dejarse la vida...
Opinión: El viaje de Saba es uno de los más curiosos que he visto en libros juveniles. Con una determinación sobrehumana, travesará mil lugares pasando por situaciones que le marcarán la vida, en busca de su hermano mellizo, su "luz". Todo eso en un mundo post-apocalíptico con un aroma a western del bueno con épicas cabalgadas por carreteras abandonadas al atardecer.
También nos encontramos con personajes de lo más excéntricos. La propia Saba, su hermana Emmi, tierna, un grupo de ladronas de carretera, un rey loco, una pareja de secuestradores que vive en un barco con ruedas... Hay escenas llenas de rudeza, como una especie de combate en una ciudad corrupta donde jóvenes se atacan en una jaula, bajo la turbia mirada del público. O la indiferencia de los personajes ante los restos de nuestro mundo, un cementerio de aviones perdido entre la arena. Un aspecto original del libro son las palabras. Faltan letras, están mal construidas. ¿Pero cómo se va hablar sino en un mundo sin libros, en el que las personas viven a kilómetros de otras y se crean su propio lenguaje? Aunque, sinceramente, se hace raro al principio, al final resulta un rasgo distintivo del libro, que lo hace algo más creíble.
Siendo una curiosa mezcla entre distopía, western y road-movie, el libro cautiva con su dinámica esencia. Engancha, fascina con su extraño ambiente, la fatalidad que aguarda el futuro y unos personajes para nada planos. Una historia de aventuras cómo las que hacen falta. Una carrera más allá del fin del mundo. Recomendable.
Nota final: 9/ 10
Lo mejor: el largo viaje que emprende Saba, el ritmo, el ambiente a medio camino entre el oeste y los viajes de carretera, la trama, la originalidad...
También nos encontramos con personajes de lo más excéntricos. La propia Saba, su hermana Emmi, tierna, un grupo de ladronas de carretera, un rey loco, una pareja de secuestradores que vive en un barco con ruedas... Hay escenas llenas de rudeza, como una especie de combate en una ciudad corrupta donde jóvenes se atacan en una jaula, bajo la turbia mirada del público. O la indiferencia de los personajes ante los restos de nuestro mundo, un cementerio de aviones perdido entre la arena. Un aspecto original del libro son las palabras. Faltan letras, están mal construidas. ¿Pero cómo se va hablar sino en un mundo sin libros, en el que las personas viven a kilómetros de otras y se crean su propio lenguaje? Aunque, sinceramente, se hace raro al principio, al final resulta un rasgo distintivo del libro, que lo hace algo más creíble.
Siendo una curiosa mezcla entre distopía, western y road-movie, el libro cautiva con su dinámica esencia. Engancha, fascina con su extraño ambiente, la fatalidad que aguarda el futuro y unos personajes para nada planos. Una historia de aventuras cómo las que hacen falta. Una carrera más allá del fin del mundo. Recomendable.
Nota final: 9/ 10
Lo mejor: el largo viaje que emprende Saba, el ritmo, el ambiente a medio camino entre el oeste y los viajes de carretera, la trama, la originalidad...
Lo peor: en ocasiones Saba, el lenguaje que se hace raro al principio.
sábado, 21 de septiembre de 2013
La luna
La luna se desvanece en el amor. Resplandor dorado. Desaparece, asustada de los latidos de su corazón. El mundo continua brillando, ajeno, bailando frenéticamente. No hay lágrimas para quién una vez fue la más bella del cielo nocturno. Una imagen del pasado, olvidada. Con su apariencia perlada, se deja devorar por la oscuridad infinita, que le besa, mientras le dice que es un ángel. Un ángel abandonado en la penumbra. Aúlla, a la vida idealizada, que cómo a un juguete la dejó, sola en el alma de la madrugada. Sus gritos la guían, sin ellos, más perdida estaría, en la noche sin luz, ni sin sombras. Cae por los caídos, ruega para no caer. Las estrellas, pequeñas y vanidosas, hablan sin parar, hablan reluciendo, en el perezoso azul del cielo desvelado. Ella antes las acompañaba, pero ahora camina sola, por las calles que le miran, ésos pasos felinos, ésa mirada implorante. Se despierta con el sol, viejo amigo, que también la selló en el olvido. Hora tras hora, avanza en una vida que jamás esperó. Sin palabras, un sueño no vivido, la realidad más triste. Le grita al cielo que le devuelva lo que era suyo, su vida de piedra, gris, eterna y fría suspendida en la eternidad. Sin más ruge, bajo el hueco de su lugar, aquel lugar que solía ocupar. El firmamento en su ausencia, la sume en una pesadilla, que en realidad fue toda su vida, oculta tras un sueño, humana es, delirando por el resplandor dorado.
miércoles, 18 de septiembre de 2013
sábado, 14 de septiembre de 2013
What more in the name of love?
Ir en coche, escuchando ésta canción, con el sol poniéndose y el mar al lado... O en cualquier otra situación. Simplemente... Sin palabras.
Pride (In The Name Of Love)- U2
De The Unforgettable Fire viene ésta canción. La guitarra de The Edge, los ooohs, la letra, la melodía. Todo perfecto. No suena antigua. Y las mejores canciones son las que mejor envejecen. Una canción que simplemente se tiene que escuchar. No hay más. "¿Qué más en el nombre del amor?".
miércoles, 11 de septiembre de 2013
domingo, 8 de septiembre de 2013
Photograph Girl
Caminaba fotografiando todo lo que se cruzase en su camino. Absolutamente todo. Así, tampoco se percataba de toda la gente que se tropezaba con ella, ni de que se paraba en los sitios menos adecuados. En el suelo, tumbada, hacía fotografías de los pies y de los zapatos de cualquier pobre infeliz que pasase por ahí. Una señora hasta se asustó de verla estirada en medio de la calle. Pero al verla levantarse y proseguir haciendo fotos, pensó que era una simple lunática. A Emilia le encantaba la fotografía, cómo se puede apreciar. De pequeña lo único que quería que le regalasen eran cámaras. Conocía todos los tipos de lente, de aumentos, la historia de la fotografía. Todas sus instantáneas las guardaba en álbumes, por temática. Era su gran pasión incomprendida, aunque nadie le negaba la gran calidad de sus tomas. En cambio, en cualquier otra disciplina artística destacaba mucho menos. Vivía para fotografiar. Su inocente y profunda obsesión... En aquella ocasión, Emilia se había presentado a un concurso de fotografía. Ya se imaginaba dando un discurso, con un vestido de gala, y años más tarde en un rascacielos neoyorquino, en un gran despacho de caoba, amueblado con una gran mesa y un diván. Y todo lleno de excéntricas fotografías suyas en blanco y negro. Así, ella, mirando elegantemente a través de la ventana, sosteniendo una copa con cualquier bebida dentro, respondería con la mirada distraída a cualquier petición o pregunta, con una sonrisa altiva, convertida en una artista extraña y popular, una musa elegante... Emilia tenía ésos pensamientos y otros más bizarros aún. Lástima que perdió el certamen. La idea de fotografíar inodoros con filtros de color rosa no había tenido éxito...Pero su verdadero sueño era su imagen en aquel despacho, que evocaba constantemente. Ni siquiera sabía para que necesitaba un despacho. Poco a poco, su fiebre por la fotografía se iba disipando ligeramente, y en su mente se materializaba la idea del despacho. Pintaría sus uñas con laca roja, esperando a que cualquiera entrase. Sus trabajos aparecerían en portadas de revistas, y se subastarían aquellas fotografías extrañas que hacía de adolescente. "Ésta instantánea, tomada en su juventud, es una obra de arte". El entendido público, que en su imaginación miraban por encima de sus gafas, sin excepción, hacía la fotografía, asentiría, y pagaría millones por su obra. Emilia pagaría con ellos el mobiliario, y su gato, que no tenía, llamado Cherry, con acento francés, dormitaría en la tupida moqueta añil. Sin embargo, en ése paseo que estaba haciendo, el mismo de la señora, su preciada cámara cayó al río. Y con su caída, a pesar de tener cómo veinte cámaras más, sus sueños- obsesiones- también cayeron al agua. Simbólicamente, veía "su" despacho inundado. Se quedó mirando cómo caía la cámara. Y cuando la perdió de vista, continuó mirando durante un buen rato. Con indiferencia, se adentró en la multitud, con la mente aguada.
sábado, 7 de septiembre de 2013
Lluvia
El olor de la lluvia, escucharla, sentir sus gotas que cómo pequeños cristales caen, el frescor en la piel... La lluvia no tiene porqué ser triste.
Es un fenómeno bastante bonito. Después de cada tormenta, siempre sale el sol.
Caminar en círculos
Se puso su vestido azul con blonda negra, que era su favorito, y unos tacones. Se miró en el espejo. Le faltaba todavía un poco de pintalabios, pese que había estado una hora maquillándose. Se retocó el maquillaje y salió por la gran puerta de entrada. La noche era joven. Y aquella fiesta debía de ser la mejor a la que hubiese ido en mucho tiempo. Las calles de la ciudad parecían que también se hubiesen acicalado para la ocasión. El suelo parecía más limpio que nunca, y las farolas tenían un resplandor dorado. Al cabo de cinco minutos, le pareció volver a pasar al lado de la misma casa por la que había pasado antes. "Qué curioso" murmuró atónita. Estaba andando en círculos. De repente, empezó a llover. Su pelo, que tanto le había costado moldear, se estaba mojando y enganchando a su cara, en la cual el maquillaje descendía dejando terroríficos caminos multicolor en su rostro. Enfadada, empezó a correr cómo si ésto solucionase sus contratiempos. Y todavía estaba andando en círculos. Intentó tomar otro rumbo, pero volvía al mismo punto de partida. Llevaba ya cómo diez vueltas por el mismo camino, cuándo miró su reloj. Eran las doce y cinco minutos de la noche. "Ah, perfecto". Notaba cómo le subía un calor a la cabeza. El corazón se le aceleraba. Llegaría tarde. Y hecha un adefesio. A la fiesta con la cual había soñado despierta durante los cinco meses previos. Cuando se enteró de que se celebraba, se anticipó a todo para que fuese perfecto. Horas y horas mirando vestidos, peinados, pensando en todas y cada una de las frases que diría en mil y un situaciones posibles. Y tenía hasta pareja de baile. Incluso había practicado varios pasos. Cómo persona previsora que era, que le ocurriese éso era una vergüenza. Siempre se anticipaba a todo. Afligida, se puso de pie en la entrada de un edificio de pisos, esperando que dejase de llover. Sacó un espejito, se arregló el maquillaje, se alisó el vestido, y se peinó cómo pudo. "Todo tiene solución", pensó. Y tenía pensada ya una entrada triunfal. Cómo una estrella. En cuánto amainó un poco, estuvo dispuesta a ir a paso ligero hacia la casa. Pero oyó un grito en la oscuridad. Asustada, se puso a correr. Pero siguió yendo en círculos. Sentía un aliento acre detrás suyo, y unos gruñidos muy profundos, casi animales. Unos pasos pesados y lentos, cómo si los pies de plomo fuesen, le indicaban que tenía a alguien que la estaba siguiendo muy de cerca. Caminó algo más deprisa, y un tacón se le quedó enganchado entre dos adoquines, resbalando con el otro pie sobre el suelo mojado. Y lo vio. Un ser informe, pero más denso que cualquiera que hubiese visto antes. Era una sombra, pero en su superficie brillaban puntos y motivos fluorescentes. La extraña masa se le acercó. Olía a barro. Sintió cómo le rozaba, y lo próximo que vio fueron las estrellas. Y ascendió, convertida en estrella fugaz, para después caer sobre la tierra. ¿Cuántos más transeúntes inadvertidos caerían en las garras de la oscuridad? ¿Quién más acabaría caminando en círculos?
Whatever
Para empezar, porque hace tiempo que se habló de esto, vamos a comenzar hablando (escribiendo) de Atlas:
Atlas- Coldplay
Ajá. Aquí está Atlas, más tarde de lo previsto. El lyric vídeo está bastante bonito, con referencias a la mitología griega y al espacio. Los sistemas planetarios, las constelaciones que cuentan historias, las estrellas fugaces, las supernovas... Todo en preciosos tonos violetas. Se trata de un señor vídeo. Acompaña perfectamente a la canción, que suena mucho más intimista que sus anteriores trabajos. Recuerda a Parachutes, pero se trata cómo una evolución del sonido de éste. Y la letra concuerda con la idea del libro. Bastante bien, bastante bien. Si sacan nuevo disco, estaría genial que fuese en ésta línea.
Spectrum (Say My Name) Remix- Florence + The Machine (feat. Calvin Harris)
Hablando de lyric vídeos... Aquí está el remix de Calvin Harris para Florence and The Machine de la canción Spectrum. Aunque salió ya hace un par de años. Igualmente, aquí está. A diferencia de otros remixes, éste concuerda perfectamente con la canción sin sonar forzado o estridente, convirtiendo una canción lenta y buena tal cual cómo es en un rompepistas sin complejos. Esto es una versión más dinámica, más bailable de la canción de Welch. Mientras la primera resulta ecléctica, mística, orquestal y misteriosa, genial, está versión mantiene sutilmente su esencia pero transformándola en una llamativa canción electrónica. Muchas canciones de éste género siendo canciones enteramente tienen bastante que envidiar a éste remix...
Spectrum- Florence + The Machine
Y ésta es la versión original. La cual prefiero ante el remix. Una instrumentación muy cuidada, la voz de Florence perdida entre arpas y tambores. Es una canción que resulta ser grande, enérgica, intensidad y luz por todos los lados, pero que a su vez mantiene un deje místico, lleno de fantasía y misterio, transportando con su sonido a otros lugares perdidos en la imaginación. La curiosa letra también ayuda a ésa percepción. Y el vídeo también recrea ése mundo de fantasía oscura. Sí. Bailarines bailando y Florence con una peluca roja imitando a una diosa egipcia en el tejado de un rascacielos. Pero la fotografía, los colores, la imaginería... Todo forma un conjunto etéreo que evoca hadas y espíritus. Genial canción y curioso vídeo.
Summertime Sadness Remix- Lana Del Rey (feat. Cedric Gervais)
Otro remix para una canción que en absoluto es electrónica. Y está siendo un éxito masivo. En ésta ocasión, la re-mezcla se olvida absolutamente de la esencia de la canción original. Pero es que suena cómo si la hubiesen metido en una batidora. De una emotividad decadente sobrecogedora, triste pero romántica, a un despropósito. El vídeo del remix no está mal, coge el vídeo original pero con más efectos ópticos y colorines, cómo un toque de alegría al vídeo original, que la verdad da mucha cosa. Fantasmas, niebla y melancolía.
Summertime Sadness- Lana Del Rey
Ésta versión- la original- transmite algo que el remix no transmite. Es decir: todo. Es una canción rock ralentizada, muy ralentizada, con una voz fantasmal que declara querer ser feliz ante la tristeza del fin inminente. La guitarra de fondo y la introducción... Cosas que forman un "todo" perfecto, que evoca sentimientos oscuros, olvidados y enterrados en telarañas en algún lugar de la mente. Rozando la desesperación aferrándose a la esperanza. Un estribillo tan pegadizo y simple, que a su vez dice tanto. El vídeo personalmente no me gusta mucho. Impactan ésas escenas lanzándose al vacío, resultan violentas, agrias. Si no fuera por ellas... Porque el resto va muy acorde con la canción. Una Lana espectral vagando por un parque, en la niebla y en la memoria, añorándolo todo... Aunque lo importante es la canción. Es Summertime Sadness; es genial.
Moonlight Shadow- Mike Oldfield (feat. Maggie Reilly)
Lástima que el vídeo no éste disponible, podría haber sido divertido ver cómo eran los videoclips en los ochenta (ahora todo el mundo quiere ser vintage). Igualmente, ésta canción vale la pena. Al menos ha formado parte de mi infancia (no es que yo sea de los ochenta). Sin palabras. Rock sinfónico del bueno. El solo final de guitarra es grandioso. Se queda grabado para mucho tiempo en la memoria.Y la voz; estremecedora, tan suave pero tan sobrecargada de emoción a la vez. Aquí también nos encontramos con una historia llena de misterio, de sombras, amor. Ésas cosas cómo el far away on the other side. O por qué no, toda la letra. Historias perdidas a la luz de la luna. Directas al corazón, empañando la mirada. Un clásico donde los haya. Genialidad.
To France- Mike Oldfield (feat. Maggie Reilly)
Ya de paso, otra canción de ése gran tándem que tan buenas canciones ha dado. Es rock-folk al cien por cien, muy medieval, pero con sus toques de guitarra eléctrica. También es una canción preciosa. Pero el vídeo... Ahora todos tienen efectos por ordenador, y éste está hecho con los recursos de su época. Un lago en llamas y unas casitas al lado que también están incendiadas pero aún así tocando la guitarra y cantando. Pero las modas vuelven, y ahora un vídeo low-cost con efectos antiguos y filtros variopintos no desentona.
Le da un aire inocente. Igualmente, épica canción.
Le da un aire inocente. Igualmente, épica canción.
Y ya está :)
¡Hasta el próximo post!
lunes, 2 de septiembre de 2013
Travesando el río
El agua del río está fría, muy fría. Me entumece los pies hasta el punto en que noto más las piedras debajo de ellos que los pies en sí. No doy ni un paso más. Huele fresco, nada que ver con el espeso aire de la ciudad. No hay ruido. Todo está en absoluto silencio. Hasta los pájaros parecen haber enmudecido ante el bello panorama. Pero, ahora que lo pienso, deben de estar acostumbrados. Me agacho lentamente para poder tocar el agua con las manos. Cristalina, congelada. Cae entre los dedos, para volver a su cauce. Vuelvo a coger un poco más, y me mojo la cara, los brazos y la nuca. Sé perfectamente a la baja temperatura que está, pero no me puedo resistir. Me lanzo al agua. Está tan y tan, pero tan fría, que ni lo noto. Mejor. Doy una brazada, y después otra, hasta cruzar el río. En la otra orilla, hace más sol, pero en esta hay una fresca penumbra. Me estiro sobre el tierno césped, y cierro los ojos. Todo está tan lejos de mí ahora... Pero no tenía otra opción. Aunque el sol es el mismo en todos los lados. Mientras lo observo, pienso en que todo lo que atrás ha quedado también está bajo él ahora. Su mismo disco luminoso, el mismo halo cegador. Es la misma luz para todo el mundo. Me imagino a alguien de una época y lugar remotos, observando el mismo sol que ahora estoy observando. Cierro los ojos, cansados y doloridos de tanto mirar el sol. Y me duermo. Pero hay cosas que han quedado atrás, con sol o sin él, y la distancia se alarga con cada segundo que pasa. Porque en un segundo pueden cambiar un millón de cosas. Cuando vuelva, me pregunto si todo será igual. El sol brilla, y lo veo a través de mis párpados. ¿Puede travesar la espesa y sombría niebla que se ha depositado sobre mí? No sé ni siquiera si estoy aquí. Ni siquiera sé si soy yo. Cómo dije, son muchas las cosas que atrás han quedado...
domingo, 1 de septiembre de 2013
Onírico
"Me despierto asustada, gritando. En el umbral que separa el sueño y la vigilia, siento el terror más elemental en mi propio cuerpo. El mundo se estaba acabando, ante mis ojos. En la radio decían que una estrella antigua explotó hace mucho tiempo, y que ahora su halo de destrucción llegaría a nuestro planeta. Quería esconderme, sumergirme en el mar dónde pensaba que el fin nunca llegaría. Pero el tiempo se acababa, quedando menos para el final. El cielo se tiñó de rojo, después paso a ser de un blanco nuclear, y todo lo que había visto, querido, admirado, temido y sentido se tiñó también de blanco, sucumbiendo a la nada. Con los ojos enrojecidos y el corazón a mil por hora, me asomo a la ventana. La calle, con sus coches aparcados, y el cielo del amanecer cercano. El mundo sigue aquí."
"Huyo. No me van a volver a hacer entrar en ése lugar, con ésa gente- fieras- mostrando plásticas sonrisas pero con la mirada ávida de sangre. El suelo, de adoquines, se inclina cada vez más. Me cuesta correr. Una fuerza mayor me obliga a ir gateando. Cómo una montaña, la vida se inclina. Todo se funde de negro y vuelvo a aparecer ahí. Risas falsas, corazones apagados. Entretenimiento feroz. Mal gratuito. Los tejados reflejan la luna, y las ventanas brillan con cálida luz tenue. Vuelvo a correr. El mundo se vuelve a inclinar. Vuelvo a aparecer allí. Camareros siniestros, cámaras de vigilancia, micrófonos, terror."
"Estoy viendo la televisión. Un muñeco aparece en la pantalla y se pone a cantar una canción sin sentido. Yo, pequeña, lo imito. Estoy riéndome del curioso personaje cuando las sillas de la sala se empiezan a mover solas. Sobre sus patas de madera, avanzan. Caras sin rostro, muebles vivos. Corro por un laberinto de color y veo un cartel anunciando un restaurante. Me meto en un autobús, que se para en mi habitación. En la cama reposa un bote de crema. Tiene una cara sin ojos, ni nariz ni boca pero que me observa. Caras sin rostro. Chillo. La cara se acerca cada vez más y más hasta que no veo nada."
"En cuanto empieza la cuenta atrás, sé que he de espabilar para esconderme. Abro una puerta. Pero ya hay gente escondida allí que me pide que me vaya. Todo el mundo ya está escondido en todos y cada uno de los sitios posibles. "Tres, dos..." ¿Qué hago? "Uno. Voy a por vosotros". Sólo me queda una alternativa: correr. Entre risas corro por la extraña estancia. Escaleras de madera, piscinas de bolas, literas, mesas y muchas puertas. Sé que le tengo justo detrás, y continuo corriendo. Me pilla. Un estridente olor a laca de uñas flota en el aire. "Ya sabes lo que toca. Elije."
"Hay una escultura en medio de la plaza. Es de piedra, con unas espléndidas alas extendidas. Me mira. Y noto un hormigueo en la espalda. Unas alas empiezan a crecerme en la espalda. Expresiones atónitas. Una fuerza extraña me coge y me alza. Siento vértigo. Me adentro en el cielo nublado. Entre la lluvia, jadeo con cada movimiento de alas. Mi consciencia cambia, poco a poco. Todo me parece más bueno, más bonito. El mundo afable, inocente. Sin malicia. Cómo un copo de nieve, frágil, efímero, precioso. El miedo ya no me turba. Sin embargo, un relámpago estalla delante mío, y su electricidad me agita fuertemente. Mis alas pierden sus plumas, quemadas, y siento cómo caigo abajo. Abajo, cada vez más abajo. El mundo que antes se me antojaba bueno y inocente, se pierde en la tormenta. Malo, turbio, corrompido. Miradas de terror se me clavan en el alma. Pero continuo caminando. Me siento eléctrica. Acabo en un pasillo dónde la música suena fuerte. Fanatismo, desenfreno. Cuerpos entregados al baile, al movimiento. Al olvido. Algo ocurre. Tenemos que salir del local. Evacuamos el edificio y nos perdemos en las calles, bajo la lluvia."
Cómo pueden llegar a ser los sueños y las pesadillas. De qué manera surgen en nuestra mente, y los sentimos. Y de qué manera los olvidamos. Curiosamente, son las pesadillas las que más recuerdo, y más curiosamente aún, lo que en un primer momento se me puede antojar cómo tal, una vez despierto y lo asimilo, puede llegar a parecerme inofensivo.
Qué cosas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)