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martes, 1 de julio de 2014

Reseña: Los Adivinos/ Libba Bray


Sinopsis: Evie O’Neill ha dejado su aburrido pueblo natal para vivir en la fascinante Nueva York, repleta de música, bares clandestinos, coristas y carteristas libertinos. El único inconveniente es que tiene que vivir con su tío Will, un hombre obsesionado con las fuerzas ocultas.
La mayor preocupación de Evie es que alguien descubra su secreto: un extraño don que no le ha traído más que problemas. Sin embargo, cuando la policía encuentra a una chica asesinada marcada con un símbolo críptico y llaman a Will para ayudar, Evie se da cuenta de que su habilidad podría atrapar a un asesino.
La ciudad que nunca duerme rodea el baile de Evie alrededor del asesino, aunque, de espaldas a todos ellos, algo oscuro y diabólico ha despertado.
Opinión: al ver la portada, con el paisaje nocturno de Nueva York y detalles plateados estilo años veinte, más el dibujo de la chica (también muy años veinte) sonriendo maliciosamente, este libro me llamó la atención. Después me di cuenta de que era un tocho considerable (¡seiscientas veinte páginas!), cosa que a mi siempre me gusta, y leí la sinopsis. Me pareció bastante original. Nueva York en la época del jazz, mezclada con terror me pareció un acierto. Solo se le podía pedir que realmente no fuese una decepción. Y que realmente fuese todo lo que prometía.
Y así fue. No me ha decepcionado en absoluto. Es más; ha sido una de las mejores lecturas en lo que llevo de año. Así, sin más. La ambientación es de las mejores que he visto en un libro juvenil. Calca perfectamente la época en la que se narra, que como se puede deducir por la portada y la sinopsis, efectivamente son los años veinte (¿cuántas veces habré escrito ya años veinte en todo lo que llevo de reseña? Y las que quedan). Con un cuidado y partiendo de una investigación e información considerables, se nos dibuja un paisaje dentro de un marco temporal que parece que casi se puede tocar. Te transporta en el tiempo en el espacio, resulta envolvente. Y este mimo, sumado a todo lo inusual que es ver esta época en libros YA, y todos los atractivos que esta tiene, es uno de los mejores aspectos del libro. Las fiestas clandestinas, las flappers, las actuaciones, los inventos que entonces resultaban una novedad, el frenesí y a la vez el misterio que tiene todo... En este apartado, tiene un diez.
Por otra parte, están los personajes. Hay muchos, y a lo largo del libro creo que se narra desde el punto de de todos ellos, sin estar en primera persona; se podría decir que es una novela coral. Son bastante complejos, imperfectos, nada planos. Evie, la protagonista, puede resultar bastante irritante en algunas ocasiones (como cuando dice "to-tal-men-te", casi tantas veces como yo he escrito años veinte a lo largo de esta reseña) e infantil, pero éso forma parte del personaje, contrarrestado por el toque de humor que le da al libro y lo bien que acaba cayendo. Después están los amigos de ésta, su tío, sus padres, otros personajes con los que la historia se conecta, unas vecinas extrañas. Y la narración se adentra en la vida de todos ellos. Además hay una larga lista de personajes bastante creepy. Por ejemplo, el malo del libro, bastante malo además y no diré el nombre por los spoilers, es bastante siniestro. Siniestro en el sentido propio de la palabra, hasta el punto de ser digno de una película de terror.
Sí, en este libro hay bastante terror. Escenas bastante turbadoras, a veces con un punto místico y otras veces algo folclórico (de la zona, claro) muy inquietantes. A veces siendo terror más psicológico, otras veces algo más físico. Tiene escenas, como ya he dicho con "el malo", que perfectamente podrían salir en una película de terror. Un almacén lleno de animales muertos a medianoche, una casa encantada, posesiones, un niño diciendo a su padre mientras duerme"hay unas niñas que me están diciendo que vaya a jugar con ellas a los campos de maíz". Curiosamente, a veces lo que más miedo daba eran las cosas que se desmarcaban de la parte puramente paranormal de la novela, las que están basadas en algunos hechos que realmente pasaron. Y no me refiero precisamente a apariciones de fantasmas.
Todos estos aspectos están muy logrados, y la historia me ha gustado, pero si hay algo que hay que reprocharle es el ritmo que a veces cogía la trama. Muy pausado, a lo largo de las tantísimas páginas. A pesar que se compensa con escenas más rápidas y con suspense, se me ha hecho todo un poco largo. Otra cosa que no me ha gustado nada ha sido la parte romántica. No tengo nada en contra de lo romántico, pero en este caso se me ha antojado metido con calzador y con destello de triángulo amoroso. Afortunadamente, la novela no se centra en éso solo.
Resumiendo, Los Adivinos es un libro de cuidada ambientación y trama, con complejos y completos personajes y un genial punto de terror que combinado con toda la parte "Gatsby" que tiene hace de él un gran entretenimiento. Gatsby, sí. Es como si al Gran Gatsby le hubiesen metido apariciones fantasmales, rituales y telequinéticos. También se podría definir como un plato de comida que llena mucho pero que te aún así te deja con buena sensación. Y ésta reseña se podría definir como una lista de comparaciones raras. Sólo una última cosa más que añadir: años veinte.
Valoración: 9/ 10
Lo mejor: la ambientación, el terror, los personajes.
Lo peor: la pesadez del ritmo en ocasiones, el amor algo forzado.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Firmamento



Una gran esfera negra ocupaba el cielo. El temible astro tapaba el sol, y todo se encontraría en oscuridad absoluta de no ser por la luz azul que emanaba. El terreno, seco, sin vegetación, presentaba grutas, barrancos y cráteres de gran tamaño, inundados en temibles cruces de luces y sombras. Ni siquiera parecía un paisaje de la tierra misma. Parecía propio de una época mucho más anterior, remota, o al más lejano tiempo futuro que se daba de la mano con el infinito y la trascendencia.
Avancé, hipnotizada, hacía el extraño astro. Sin tener posesión de mis propios impulsos, extendí los brazos hacia arriba, como si quisiese acunar la esfera con las manos. No recuerdo muy bien lo que ocurrió después de ese gesto, mis recuerdos cubiertos de una bruma se hayan, pero sé que la esfera respondió a mi gesto- o bien descendiendo, o expandiéndose hasta la superficie terrestre, no lo sé- pero de lo que sí tengo una gran certeza, puesto que recuerdo con perfecta nitidez, esta vez sí, es que acabé en el centro del astro, o ser...
Allí dentro todo parecía incorpóreo, como el humo o la luz. Me pareció ver una silueta humana entre la neblina. Todo era tan misterioso y primitivo, pero a la vez tan obvio y intenso, que sentí como si huviese estado predestinada a esa situación desde antes de que la conciencia fuese existente. Qué terror sentía. Qué gran incertidumbre. Pero a la vez sentía una especie de atracción desinteresada, una seducción sobrehumana.
Un gran brazo surgió del techo -si es que se podía llamar así- y descendió poco a poco hasta mi posición. Era irisado: era de un color constantemente cambiante, desde el verde hasta el rosa pasando por el azul o el amarillo. Su gran mano de largos y flexibles dedos se abría a medida que se aproximaba a mi. Uno de ellos me tocó la frente, y me sentí desfallecer. Sin embargo, estaba más despierta que nunca. Notaba cómo se me dilataban las pupilas, se me aceleraba el corazón y la adrenalina se me inyectaba en las venas. De repente, sentí como me transformaba en un ente no humano. Una brisa alada. Poco a poco veía mi cuerpo más y más lejos, cautivo en la sobrenatural mano. 
Entonces vi el firmamento. Flotaba entre los maravillosos planetas. La luna y el sol más cercanos que nunca. Un gran destello de luz, un salto. Un gran corazón latente en medio del vacío. Descendí y ví unos extraños seres indescriptibles flotando plácidamente en aguas rojizas. Otros en cambio, salpicaban rabiosamente, zambulléndose en el insólito mar. Volé velozmente por encima de éste y llegué a una isla rocosa. Las rocas, afiladas, estaban cubiertas de una magnífica y exuberante vegetación selvática. En medio de la isla había una montaña. De la cima surgía una cascada. El agua también era roja. Y, justo antes de la vertiginosa caída acuática, yacía una colosal escultura de apariencia espectral. En una plataforma había una gran copa de obsidiana. Su líquido, casualmente también era rojo. Del mar ví emerger una gran cabeza de color magenta, sin mirada, que se bebía el mar de extrañas aguas, mientras los grotescos seres se deshacían en adoraciones, reverencias y halagos. Estos también fueron absorbidos por el gran monstruo, que se sumergió en los abismos.
Entonces lo comprendí todo. Un sádico culto a escala cósmica. Cada gota absorbida por ellos, se vertía a esa copa de la montaña, para abocarse al mar y alimentar al terrible ser del que eran esclavos.Quería gritar... Pero no tenía mi cuerpo. El corazón se me habría acelerado, de haberlo tenido allí. 
El mundo, había dejado de ser mundo.