miércoles, 7 de agosto de 2013

Divagando en verano

¡Hola!



Seguro que alguna vez- esperando a algo o alguien, yendo en coche, en la cama por la noche intentando dormir- os habéis puesto a pensar en cualquier cosa, que deriva en otra, y así sucesivamente, hasta que acabas pensando en algo que no tiene nada que ver con el original y... Te sorprendes de cuantas vueltas le has dado a la cabeza. Entonces a quién esperabas está al lado tuyo mirándote diciendo "estoy aquí por si no me ves", has llegado a tu destino hace rato y ni siquiera te has bajado del coche y ya ha amanecido pero sigues dando vueltas en la cama con la mente en ebullición. Bueno... Esas cosas exactamente así puede que no, pero el tiempo vuela más deprisa que de costumbre.

Puede que empieces pensando en, por ejemplo, un parque de atracciones y al final acabes reflexionando sobre carritos de la compra (es lo primero que se me ha ocurrido, jeje).

Y cuando duermes y sueñas, es la misma sensación pero elevada a potencias inimaginables.  Nueve horas que pensabas que eran dos, transcurridas en parajes oníricos producto de un lado desconocido de tu mente.
Los sueños pueden llegar a ser realmente insólitos... Aunque de ese tema ya hablaremos otro día.

¡Hasta el próximo post!

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